Viviendo entre dos culturas

"Mis papás y mis abuelos son Matsigenkas. Mi abuelo era de Llavero. Ahí ha conseguido a su
mujer, mi abuela, y han engendrado a mi padre. Como no estaban acostumbrados al trabajo
esclavo con los caucheros, han viajando desde el cauce del río durante más de un mes y se han
asentado en Cayanga. Allí mi papá conoció a mi mamá. Como era costumbre entre los
Matsigenkas, mi papá tenía más de una mujer y así comenzaron los problemas en el grupo
familiar. Con mi mamá tuvimos que huir de allá, de noche y sin que nadie nos viera.
Poco a poco, avanzamos por el río hasta encontrarnos con la mamá de Manuel Solisonquehua y
los abuelos de Sergio Pacheco, que pertenecían al pueblo Wachiperi. En las cabeceras del río
Paray, en ese entremedio llamado Amaya, hemos vivido cuando nos separamos de mi papá. Las
familias Solisonquehua y Pacheco, como eran mayoría varones, pescaban, cazaban y todos
comíamos. Con ellos, hemos vivido y así yo he crecido en el bosque..."

Estracto del testimonio de Manuela Ramos Sosa, 69 años, que vive en la comunidad Nativa de Santa Rosa de Huacaria, Kosñipata, provincia de Paucartambo, Región Cusco.

 Septiembre de 2019.

 
 
 

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